De Antón Chéjov. Versión y dirección de Niria Alkorta. Info y reservas IG: @sonia_cabreera.
Chéjov ha sido un hito en mi educación teatral. Estoy segura de que también lo ha sido para una legión de artistas de todo el mundo, tal y como prueba la asidua puesta en escena de sus obras y la reinterpretación de los textos originales en incontables producciones.
Algunas conocidas escenas del teatro chejoviano son parte esencial de la formación actoral porque, aun sin que lleguemos a penetrar cabalmente en su sentido, las obras del dramaturgo ruso nos abisman en el misterio de la condición humana y en la acción imperceptible pero inexorable del tiempo que se ceba en unas vidas vulgares y anodinas, parecidas a las nuestras. Los personajes de Antón Chéjov intuyen que son “personajes secundarios” en el “teatro del mundo” y aunque sufren, como ningún otro, la insalvable distancia entre la realidad y el deseo, sorprendentemente y pese a todo, continúan adelante gracias a su cobardía y a un elegante pragmatismo (hoy diríamos: resiliencia) no exento de bondad. Siempre he sentido profundamente esa pulsión chejoviana porque, siendo como soy una profunda idealista, me debato animosamente, al igual que sus personajes, con mi nadería.
He sido profesora de interpretación de la RESAD durante veinticinco años y he considerado que ya era tiempo de escenificar una de las obras de mi admirado Antón Chéjov: La gaviota. Hasta ahora no me había atrevido. Si lo pienso, tal vez ha sido por miedo a defraudar o traicionar lo que amo.
He decidido emprender este viaje con un grupo de jóvenes y valientes alumnos y alumnas, camaradas del arte, cuando ya están cerca del fin de sus estudios de Arte Dramático. Es el final de nuestro viaje juntos en esta casa y como todas las despedidas esta tiene algo de triste: porque es ineludible y necesaria. Pero en nuestro caso es sobre todo una despedida alegre porque (estoy convencida de ello) este espectáculo es una ventana que invita al vuelo: en la vida y en el arte, deseo a cada uno de ellos y ellas lo mejor, con todo mi cariño. Ya somos gaviotas surcando el cielo.
Entre otras cosas, La gaviota trata de arte y de artistas –ya experimentados o inexpertos, ya instalados en la cima o aún desconocidos− y por eso, también, esta obra nos emociona particularmente. La gaviota también trata del amor: no solo del romántico, también del reconocimiento y aprecio de la valía individual, y del afecto que damos y recibimos, o su ausencia. Que cada cual extraiga sus conclusiones. Cuanto más profundizamos en las obras de Chéjov, menos certezas tenemos.
Al ofrecer a ustedes esta obra sólo podemos responder de nuestro amor y esfuerzo: estén seguros de que nos hemos entregado a esta aventura creativa alegremente y sin límite, por entero.
Nuria Alkorta
Sala Valle Inclán RESAD
Del 21 al 27 de enero 2025, 11:00 y 17:00
Lunes 20 (ensayo general con público), 11:00 y 17:00